¡Mira quién sale en el diccionario! II

¡Mira quién sale en el diccionario! II

En esta ocasión, os traigo la segunda parte de personajes célebres de la historia que se han quedado a vivir en el diccionario. En la primera entrega ya pudisteis leer personajes literarios y bíblicos que pasaron a encabezar minúscula con el paso de los siglos. Ahora, os dejo los personajes mitológicos, clásicos grecolatinos y un par de curiosidades que han hecho del diccionario su pecera.

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MITOLOGÍA 

Aunque no lo consideremos, la mitología está muy presente todavía en nuestros días.

-Si alguien te llama adonis, quizá sea porque eres guapo, apuesto y llevas mucha gomina en el pelo (reitero el quizá). Sin embargo, también habría que añadir que en la mitología griega, Adonis nació de una relación incestuosa entre su madre y hermana y su padre. Quizá por ello el chiquillo resultó demasiado hermoso y con ciertos toques de vanidad. ¿Quién sabe? Sebastián de Covarrubias la recogió por primera vez en el Tesoro de la lengua castellana o española, aunque hasta 1803 no apareció en la RAE.

-Y hablando de guapos, os presento a Apolo, uno de los importantes dioses griegos. Se podría decir que este pez gordo del Olimpo llenó poemas, pinturas o esculturas con una facilidad pasmosa; sin embargo, apolo, hasta el 2014, no ha construido su plaza en la RAE con el significado de hombre de gran belleza.

-Pero no todos van ser guapos y de buena planta. El gigante griego Argos cristalizó en el diccionario gracias a sus múltiples ojos y actualmente si eres un argos es que eres una persona muy vigilante.

-Si alguien te pregunta si posees un automedonte, no huyas pensando que ese tipo se ha escapado del pasado, usa toga para viajar en autobús y rima en asonante para hablar con la cajera del súper. Automedonte era el conductor del carro de Aquiles, y su significado actual remite a ‘auriga’, y este corresponde a hombre que en las antiguas Grecia y Roma gobernaba los caballos de los carros en las carreras de circo. En un lenguaje poético alude al hombre que gobierna las caballerías de un carruaje.

-Y no nos podíamos olvidar de Hércules. Su fuerza adjetival, hercúleo y herculano, y sustantiva, hércules, llevan con nosotros desde hace siglos sosteniendo los cimientos del diccionario, sobre todo desde 1617, donde apareció por primera vez en el Vocabularium Hispanicum Latinum et Anglicum Copiossisimum.

CLÁSICOS GRECOLATINOS 

Sin lugar a dudas, estos son los que más han echado algas en esta singular pecera de minúsculas. Empecemos por los romanos:

     -Desde el siglo XVIII, un mecenas es una persona que patrocina las letras o las artes. Lo que se desconoce es que Cayo Cilnicio Mecenas fue consejero del emperador romano Augusto, impulsor de las letras y protector de jóvenes talentos. Se ha ganado a pulso su vivienda en el diccionario. 

     -Seguro que tenéis algún amigo con un apetito voraz e insaciable. Si es así, no dudéis en llamarle heliogábalo. Con letra mayúscula fue un emperador romano de hambre voraz. Desde la edición de 1846 del diccionario de Salvá, se le conoce por una persona glotona y actualmente por alguien dominado por la gula. Si le invitáis a comer, guardad los dulces bajo llave.  

     -El orador romano Cicerón tiene dos parcelas en el diccionario. La primera corresponde a cicerone, que alude a una persona que enseña y explica las curiosidades de una localidad o edificio; la segunda es cicerón, y significa persona muy elocuente.

     -En cambio, si alguien te llama nerón, piensa qué has hecho mal. Desde 1787, este simpático emperador romano, ya aparece en el diccionario como sustantivo común: hombre cruel

     -Mesalina es un bonito nombre. Sí, eso debían de pensar las mujeres que no tenían un apuesto marido a su lado. Pues la esposa del emperador romano Claudio fue una mujer poderosa y siempre que podía le era infiel a su marido. Tanto es así, que hoy podemos encontramos el significado de mesalina, sustantivo femenino, como una mujer poderosa y aristócrata de costumbres disolutas. 

OTROS QUE PASARON POR ALLÍ

    -Es algo positivo si alguien te llama demóstenes. Con mayúscula inicial fue un famoso orador griego y hoy en día ha pasado a formar parte del diccionario como hombre muy elocuente. Sin duda, bisabuelo lejano de Cicerón.  

     -Si te toca la lotería, puedes llamarte creso sin ningún pudor. Creso corresponde al último rey de Lidia (parte de la actual Turquía) y fue célebre por sus riquezas. Hoy en día vive en el diccionario como hombre que posee grandes riquezas.  

     -Si todavía sigues apabullado por la palabra heliogábalo, espera a leer esta: mitridatismo. Suena como si una cosechadora arrasara un campo de lindos cachorritos. Mitridatismo es una palabra que se emplea en el campo de la biología y consiste en la resistencia a los efectos de un veneno adquirida mediante su administración prolongada y progresiva, empezando por dosis inofensivas. Lo curioso no es su significado, sino que realmente hubo un hombre llamado Mitridates que fue el rey de Ponto (actual Turquía), y quien encontró la inmunidad al veneno. Pero si doblamos la curiosidad, esta palabra también ha sido empleada como metáfora en la ficción y en la poesía: persona indiferente hacia un fenómeno negativo.

CURIOSEANDO…

Y por si fuera poco, aquí os traigo dos palabras de uso cotidiano. El moscoso es un día de permiso laboral, pero este singular nombre que no se asocia a ninguna raíz afín al significado, viene de Javier Moscoso, el ministro de Presidencia que lo instauró en 1983. El color magenta es un colorante precioso, pero, ¿sabéis cuál es su origen? En Italia hay una localidad que se llama Magenta y el 4 de junio de 1859 este color se puso de moda tras el derramamiento de sangre tan bestial que hubo. ¿Sigue siendo igual de precioso?

 

Y con esta segunda entrega terminan las viviendas peceras del diccionario. Ya sabéis, si todavía continuáis con ese runrún interior y queréis que vuestro nombre aparezca con minúscula en la posteridad, comenzad desde ya a trabajarlo. Yo os he dado algunas ideas, solo tenéis que ponerlas en práctica, regadlas con frecuencia. ¡Buena suerte!

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