¿Se puede corregir el estilo de un texto?

Corregir el estilo de un texto

En ocasiones, cuando los autores se ponen en contacto conmigo para preguntar por mi trabajo, me preguntan en qué consiste la corrección de estilo pese a que la tengo explicada en Sobre mi trabajo. La verdad es que el nombre puede llegar a confundir, pues el estilo de un autor no se puede modificar, entonces, ¿por qué tiene esa nomenclatura? Pero primero vayamos a la raíz para saber hasta qué punto se puede corregir el estilo de un texto. Os voy a explicar en qué consiste nuestro trabajo, en apariencia invisible a los ojos del lector.

¿No os ha pasado alguna vez que estáis leyendo alguna revista, por ejemplo, en la peluquería, y realmente no os estáis enterando de nada?, ¿que tenéis que volver al inicio del párrafo una y otra vez de forma compulsiva? Esto puede ocurrir por dos cosas: o que no estáis prestado suficiente atención por la relajación del masaje o por los efluvios del tinte; o que el texto es complicado para vosotros. No estáis preparado para toda esa concatenación de subordinadas. Lo aceptáis y pasáis de página.

¿Pero y si ese no es el problema? Muchas veces nos fiamos de lo que está impreso. Los medios de comunicación marcan las pautas del estilo lingüístico, y son capaces de dar por bueno el error si se repite muchas veces. Pero no hay que fiarse. Si no se entiende algo, también puede que sea porque está mal escrito. Así de simple. Y me refiero a todo tipo de publicación, desde una novela hasta un cartel publicitario. El problema no está en el lector, sino en el texto.

EL TRABAJO DE UN CORRECTOR DE ESTILO

Llegados a este punto, nos preguntamos, ¿qué tiene que hacer entonces un corrector de estilo para que el mensaje sea claro? Fácil. Hacer que ese texto se entienda y que sea accesible al lector. Pero no nos dejemos engañar por ese «fácil». Hay personas que me han dicho «si seguro que corregir no te lleva tiempo, solo es leer». No, no solo es leer, es comprender, y comprender lo que no se entiende lleva tiempo. Ya os expliqué en la publicación anterior qué conocimientos tenemos que tener los correctores (ortografía, léxico, gramática, etc.). De hecho, lo que más me cuesta de mi trabajo es desentrañar qué quiere decir el escritor. Y si es una tesis plagada de párrafos sin verbos, la fiesta está servida. Así que no, no solo es leer. Es también saber con qué finalidad fue escrito, a quién está destinado ese texto y el tono que quiere darle el escritor.

NOMENCLATURA

Vayamos al nombre, ¿un corrector puede corregir el estilo? La respuesta es no. No se puede corregir el estilo de un texto ni del autor ni su manera de escribir, porque entonces se sustituiría el estilo del escritor por el estilo del corrector.

Entonces, ¿por qué se denomina «corrector de estilo»? La duda está servida. Pero lo que sí os puedo decir es que se han propuesto otras alternativas que no han cuajado del todo en el mundo de la edición: «corrector literario», «revisor literario», «revisor de originales», etc. Aunque estas denominaciones tampoco se ajustan a lo que es un corrector de estilo.

El ortográfico Martínez de Sousa también admite que el nombre «corrector de estilo» no es el más correcto, pero sí podemos hacer una aproximación de a lo que se dedica este profesional, que está altamente cualificado en el mundo de la edición y que no puede hacerlo cualquiera.

La corrección de estilo consiste en la revisión literaria del original, tanto del punto de vista lingüístico, gramatical y ortográfico como desde el semántico y léxico […] La experiencia enseña que tanto el autor como el traductor ponen la atención en el fondo del asunto acerca del cual escriben, suelen descuidar con frecuencia la forma. Al corrector de estilo compete dotar de forma adecuada un original, tanto en lo que respecta al desarrollo argumental como al léxico elegido para expresarlo y a la forma misma de expresarse. Se trata, pues, de tarea delicada y difícil, que no solo requiere experiencia y conocimientos, sino también prudencia exquisita para saber cuándo hay que aplicarse a corregir y cuándo debe uno abstenerse (pág. 206).

Los autores están más preocupado del contenido de sus textos y de expresar la idea que quieren (ya sea novela o ensayo), que de cómo está escrita esa idea, tanto es así que se suele descuidar la forma del contenido que exponen. La labor de un corrector es unir ambos ámbitos para que el texto quede perfecto, tanto en la forma como en el contenido.

¿QUÉ SE DEBE CORREGIR?

Se debe prestar atención a la sintaxis, gramática, ortografía y al léxico, palabra a palabra, oración a oración, párrafo a párrafo. Hay que ver si el desarrollo del argumento tiene coherencia, al igual que el vocabulario (que no haya repeticiones ni cacofonías) o si las frases están bien enlazadas.

Siempre os digo que un correcto debe dudar, y dudar mucho, ver si un capítulo tiene relación con el otro requiere leer más de una y dos veces si se duda que el texto no está bien escrito. Y siempre hay que estar pensando en el lector y de qué manera va a recibir ese texto.

En la corrección de estilo hay una máxima: corregir solo lo que debe ser corregido. No vale corregir aquello que esta bien pero que con tus palabras puede estar mejor. Y si eso ocurre, yo siempre abro un comentario en el margen derecho y explico el cambio y el motivo (para enriquecer el vocabulario, porque se ha puesto la misma frase unos renglones más arriba, etc.). Es decir, un corrector de estilo debe saber cuándo parar, y yo creo que esto es lo que más cuesta en nuestro trabajo. Debemos ser prudentes y no apoderarnos de un texto que no es nuestro. Yo, al menos, no deseo ser la autora de ningún texto de los que corrijo.

TIPOS DE ESTILO

Es importante tener en cuenta que no solo existe un estilo, ni una forma genérica para la corrección de todos los textos. Hay que corregir un texto según el estilo que tenga el autor, según su modo de escritura y el tipo de lector al que va dirigido. O sea, las repeticiones están admitidas en un cuento infantil, pero ya se mirarían con otros ojos en una novela para adultos (sin que estas estuvieran justificadas). Y lo mismo ocurre con el lenguaje que expresamos en un libro técnico de sintaxis o en un libro de la ESO de lengua española.

 

Por ello, corregir no solo es leer, y hay tantos estilos como autores, lectores y tipos de texto. Hay que saber diferenciar la intención del manuscrito con una máxima: no se puede corregir el estilo de un texto. ¿Por qué se llama entonces corrección de estilo? Es la nomenclatura que más se acerca a la realidad. Está claro que el estilo no se corrige, ya que este pertenece al autor de la obra. Y con eso es con lo que siempre tenemos que quedarnos.


 

Fuentes

-José Martínez de Sousa (2013), Manual de edición y autoedición (2ª edición), Madrid: Pirámide.

 

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