La escritura en los topónimos de España

Recientemente he mantenido una conversación sobre si los topónimos (nombre propio de un lugar) se escriben en la lengua de origen, y el tema me ha dado mucho para pensar, ya que no solo interviene la norma, sino un sentimiento profundo por la lengua patria. Recordemos que las lenguas cooficiales del territorio español son: catalán, valenciano, vasco, aranés y gallego. En cada uno de estos territorios, se defiende la lengua y se antepone la escritura de los topónimos al idioma, en lugar de escribirlos al castellano. Como es natural. En Galicia se dirá A Coruña, en vez de La Coruña, o en el País Vasco se dirá Araba en vez de Álava.

El problema viene cuando escribimos ciertas localidades de estas regiones en español, y los hablantes de estas lenguas cooficiales se incomodan cuando se les dice que los topónimos se escriben en castellano. Parece que un topónimo escrito en otra lengua afea, entorpece la vista, que un Catalunya produce un cortocircuito mental, pero lo cierto es que no es todo blanco o negro. Mirad lo que se expone en la siguiente ley, aplicado al resto de lenguas cooficiales.

Ley 1/1998, de 7 de enero, de política lingüística, artículo 18.1: «Los topónimos de Cataluña tienen como única forma oficial la catalana, de acuerdo con la normativa lingüística del Institut d’Estudis Catalans, excepto los del Valle de Arán, que tienen la aranesa.

 

No obstante, esta ley no lo cuenta todo, ya que no es aplicable a los medios de comunicación: periódicos, revistas, televisión, etc. Solo es aplicable a la Administración. Es más, no hay ninguna ley que le diga a la prensa cómo se debe escribir. Las leyes no obligan a los periódicos a este respecto. Para ello, cada medio tiene su propio libro de estilo.

 

LOS LIBROS DE ESTILO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Así tenemos el Libro de Estilo de El País, del ABC, del Marca, etc. Por ejemplo, esto es lo que se dice en El País a este respecto (sección 2: nombres catalanes, gallegos y vascos).

Para los textos escritos en castellano, los nombres de poblaciones españolas deberán escribirse según la grafía aceptada oficialmente por el correspondiente Gobierno autónomo, que no siempre es la castellana. Las excepciones a esta norma son sólo las recogidas en este Libro de Estilo; entre ellas figuran los nombres de todas las comunidades autónomas, regiones, provincias o capitales de provincia. Por ejemplo, se escribirá ‘Cataluña’, y no ‘Catalunya’. No contarán entre estas excepciones los nombres catalanes de Lérida y Gerona, que se escribirán según la grafía catalana (es decir, ‘Lleida’ y ‘Girona’); ni los de Orense y La Coruña (‘Ourense’ y ‘A Coruña’).

En caso de ser igualmente válidas las dos grafías, la castellana y la del otro idioma oficial de la comunidad, se optará por la primera, como sucede, por ejemplo, con Vitoria (‘Vitoria-Gasteiz’).

 

Y más adelante añade lo siguiente:

No se usarán los topónimos catalanes o vascos de lugares franceses, sino los castellanos. Ejemplo: ‘Perpiñán’, pero no ‘Perpinyá’ ni ‘Perpignan’.

 

El Mundo, a este respecto, en su Libro de Estilo explica que los nombres de las poblaciones y territorios de España que tengan una versión castellana debidamente acreditada por el uso histórico y por la Real Academia de la Lengua se escribirán siempre en castellano. Se escribirá Cataluña, y no Catalunya, o Galicia, y no Galizia.

 

Este criterio se aplicará también a los nombres de municipios que administrativamente hayan perdido su denominación en castellano pero para los que la grafía castellana sea de uso común entre los ciudadanos del conjunto de España. Por ejemplo, se escribirá Orense y La Coruña, en lugar de Ourense y A Coruña; Ibiza y Mahón, y no Eivissa y Maó.

 

Aquí me surge la duda de los que abogan por pronunciar A Coruña a ultranza, ¿sabrían decir cómo se dice Ibiza en catalán? De cualquier manera, El Mundo aboga por una norma coherente y armónica; por ello, no se forzará la traducción al castellano del nombre de localidades que en la lengua vernácula han sido conocidas de determinada manera tradicionalmente: Vilanova i la Geltrú (y no Villanueva y Geltrú); Sant Boi de Llobregat (y no San Baudilio de Llobregat). No obstante, en el periódico hay dos excepciones a la regla, y se podrá escribir indistintamente Lérida y Lleida, y Gerona y Girona.

 

TOPONIMIA MAYOR Y MENOR

El escritor y periodista Álex Grijelmo explica que estos criterios se han establecido siguiendo una toponimia mayor y una toponimia menor. La toponimia mayor es la que se traduce a otras lenguas según la importancia del lugar. Se dirá Marsella, y no Marseille, o Ginebra, y no Genève. «La toponimia menor no ha adquirido esa trascendencia y por tanto se queda por lo común en su propio idioma: Aix-en-Provence o Interlaken», sostiene Grijelmo.

Todo este tema de las toponimias también tiene su variante al catalán, por supuesto. Zaragoza (único nombre oficial de esa ciudad) es en catalán Saragossa; y Cuenca, Conca, entre otros ejemplos. Por ello, como ya he comentado con anterioridad, la toponimia mayor del catalán da en castellano Ibiza (Eivissa) o Gerona (Girona), por ejemplo.

El periodo de la dictadura (1939-1975) influenció sobremanera en el cambio de muchos topónimos; así, se tradujeron al castellano gran parte de toponimias menores de las otras lenguas de España. Las Vilanovas se convirtieron en Villanuevas, y los Poblenou en Pueblonuevo. Esto es lo que Álex Grijelmo opina al respecto:

El franquismo actuó por tanto en la toponimia menor en contra de la tradición; y ahora la corriente dominante actúa en la toponimia mayor… en contra de la tradición. Por eso muchos escribimos en castellano Lleida y Girona; mientras que se mantienen en catalán Ciutat Reial o Cadis.

 


 

Lo cierto es que los vascos, gallegos o catalanes han sufrido a lo largo del tiempo una gran censura a la hora de hablar sus lenguas. Estaría bien que nosotros también tratásemos de acercarnos a las suyas. Pero esto se podría dar en el colegio, tener mínimas nociones de las lenguas cooficiales; así también nos apetecería acercarnos a su cultura y tradiciones para estar todos, aunque fuera un poquito, al mismo nivel idiomático. Sea como fuere, la escritura de los topónimos continúa siendo un tema que genera debate. Yo os animo a lanzar esta pregunta en la siguiente comida familiar que tengáis pendiente: ¿cómo se dice, A Coruña o La Coruña? ¡La diversión estará asegurada!

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